lunes, 21 de septiembre de 2015

Movies en linea

Supongo que al vernos torcer la cara debió intuir que éramos "los detractores infiltrados". De hecho, no quiso contestar a nada más y se levantó en un gesto muy digno, Movies en linea  de los ofendidos, dejándonos a los tres allí solos. Ángel, Pedro y yo nos pusimos a hablar de cosas más mundanas pues, aunque muchos no lo quieran creer, los detractores no sólo somos gente normal y corriente, sino que llevamos una vida normal y corriente, y podemos hablar del tiempo, del gobierno y del precio del pan como cualquier otra persona. Así, nos contamos media vida, y descubrimos en él a una persona sencilla cuyo interés por estos temas es la curiosidad, pero que no se tira de los pelos porque aparezca una explicación racional que tumbe las más delirantes hipótesis.

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Un rato después, vimos a la gente pasar a un salón e intuímos que tal vez llegaba por fin la hora de cenar. ¿Qué hora era? ¿Las diez de la noche? ¿Las once, tal vez? La cuestión es que nos llegó un aviso desde la lejanía, una especie de psicofonía viva, "¡eh, los escépticos!". Dado el hambre que teníamos, no era cosa de dejar pasar la ocasión, así que nos levantamos de la silla y acudimos al salón.

Me senté al lado derecho de Luis Mariano Fernández quien, a su izquierda, tenía a Pedro Amorós. Además, Pedro Amorós acababa de susurrar estas tiernas palabras a los oídos de Luis Mariano, como queriendo que oyéramos algo para demostrarnos que es todo un machote. Así, su: "Y también a Mauricio, a Mauricio lo quiero hundir. A Mauricio lo quiero tirar de España" permanecerá en mi memoria como una muestra de varias cosas, y ninguna de ellas dice algo bueno del que perpetró las palabras. Por cierto, Pedro (Amorós), si me lees, entérate de esto... Mauricio es tan español como tú y como yo. Ya, ya sé que te duele y te escuece, pero así son las cosas, y tales bravuconadas xenófobas no son muy bien vistas por más gente de la que quisieras.

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